No solo de Internet vive el comunicador
Noticias como ésta Ingenioso microrrelato contado en un sobre de azúcar. ¿Quién hace el trabajo?, llaman la atención sobre determinados tipos de soportes de comunicación, en los que a veces no se piensa a la hora de planificar una campaña, y que pueden resultar muy útiles a la hora complementar los soportes digitales o los medios convencionales.
En la actualidad, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han puesto a nuestra disposición un gran número de herramientas y dispositivos, que ofrecen un sinfín de posibilidades para hacer llegar nuestros mensajes, e interactuar, con los destinatarios de la comunicación. Por momentos parece como si todo debiera estar soportado, casi en exclusiva, en Internet, la web y las redes sociales. Cierto es que su potencia, flexibilidad, capacidad de segmentación, posibilidades de personalización, etc., hacen de ellas los canales predilectos para cualquier planificación estratégica de comunicación. Sin embargo ejemplos como el que encabeza este comentario, puede invitarnos a reflexionar sobre las posibilidades comunicativas que siguen ofreciendo otros soportes y canales, quizás paradigmas de los siglos XIX y XX, pero continúan teniendo su umbral de eficacia.
Según diferentes estudios, en España navegan diariamente por Internet unos 17 millones de personas, ya sea utilizando ordenadores, tabletas o teléfonos inteligentes. Eso quiere decir que hay casi otros 30 millones de habitantes que no utilizan de forma habitual los soportes digitales y, en consecuencia, que normalmente no se comunican o informan a través de ellos. En cuanto a las redes sociales, su índice de penetración es del 79% sobre el conjunto de los internautas españoles.
Esto implica que en bastantes ámbitos y contextos, a la hora de planificar una campaña de comunicación, no sólo es necesario contemplar el uso de los canales, medios y soportes digitales, sino que estos pueden complementarse muy bien con otros de tipo analógico e informal. No podemos olvidar que hoy en día, como siempre a lo largo de la historia, han convivido realidades comunicativas paralelas. Y así, en plena era digital, hay muchos lugares en los que el medio más efectivo para que los ciudadanos estén al corriente de una información sigue siendo un cartel puesto en el bar más concurrido de la localidad, el buzoneo de un folleto o un mensaje emitido a través de megafonía móvil.
Conviene tenerlo en cuenta para no caer en el error, que a veces se produce, de fiarlo todo en exclusiva a Internet y las redes sociales. Del mismo modo que, en sentido contrario, hay quien desdeña la capacidad de lo digital a la hora de planificar sus acciones. Analizar en cada caso el contexto comunicativo en el que se va a desarrollar una campaña, es la mejor manera de saber el peso concreto que debe tener cada tipo de soporte comunicativo.